Locura, tres poemas

Un ser normal

Las palabras que dormían

con un ojo abierto,

en la punta de la lengua

han sido reemplazadas

con sabor a hartazgo,

amarga monotonía

locura pausada

emociones contenidas.

Ahora soy un ser normal.

Revisar treinta veces las recetas

comprobar que no olvido

la cápsula y la hora

para olvidar que olvido,

que me está carcomiendo

este TOC compulsivo.

Ahora vivo en el intento de recordar si he hecho

lo que cualquiera vería y señalaría detente,

te has cerciorado varias veces de lo mismo.

Malgasto el tiempo en comprobaciones

la corroboración de lo exacto

de ida y vuelta, sin falla

como los números y sus resultados

como no es la vida

como no es la vida

que se me sale de las manos

en un intento por asirla.

Otros lo habrán intentado

desde el mito de la caverna

al experimento del gato.

Y yo que no comprendo

en dónde comienza y acaba

este día en que el universo

se expande, dejando las respuestas

cada vez más lejos.

No me pidan que cuente

solo una vez, lo que hice

y sabemos y saben

que constato una y veinte veces

como si fuera preciso

como si todo llevara

a las mismas cifras

como si la vida pudiera

preverse, advertirse

como si sus respuestas pudieran

probarse de antemano

como si la vida fuera precisa

y el tiempo una línea

como no lo es la vida

como no lo es la vida.

De Chejov a la Varka que llevo dentro

Soy la pequeña Varka

No encuentro al enemigo

todo es soñar despierta

y de mis senos

—serpiente de todas lenguas—

hablo, alimento a la pesadilla

en que no distingo

el correr del tiempo.

Vuelvo a gritar ¡despierta!

moribunda,  esclava, enferma,

feto en vientre de oro

cordón anclado al pensamiento

es una pisada su latido

sobre las memorias que no reconozco

o ni siquiera he construido.

En un intento último y fallido

por no ver la luz de

lamparillas verdes, nostalgias,

desesperos:

por no nacer,

soy toda yo bajo la almohada

entre nudo y ombligo

bebiendo del pecho

que me condena a seguir esperando

que alguien me explique

dónde culmina el sueño

y comienza la muerte el odio.

Demencia

A veces, unas cuántas veces,

presiento próxima la demencia:

la recibiré de blanco y con los brazos abiertos.

Imploro acompañarme de mi soledad,

dónde transcribir las ideas sin sentido,

sitio para relatar mi locura, reinventar la historia.

Sólo pido que te cuenten que de viaje estoy,

en mis planes no se encuentra el regreso.

Ordeno, no suplico, alejarte de mi insania,

que no intenten resolverme en tu persona,

devolverme la cordura con tu esencia,

si al tenerte supe cuál sería mi destino

y me soñé cada noche recluida, herida

entre blancas paredes buscando calma…

Sabía lo que hacía, que me faltarías,

que nuestro tiempo en esta vida

sería corto como el día, que al irte

no quedaría más, nada habría

solo esperar mi siguiente historia,

para reencontrarte.

1.- poesía DIVAGACIONES.jpg

Fuente original: Divagaciones de una mente sin reposo, para el Comentario semanal, el 20 de noviembre de 2017

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